Las fibras, como las que se encuentran en la cáscara de la semilla de fenogreco y en los carbohidratos especiales, son conocidas por su gran capacidad para retener agua y su resistencia a la degradación enzimática, lo que ayuda a regular el sistema digestivo. Mejoran la regularidad gastrointestinal, aumentan la saciedad y conducen a una liberación más controlada de glucosa en el torrente sanguíneo.

Además, las fibras actúan como prebióticos, fomentando el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, lo cual es vital para mantener un microbioma intestinal saludable. Esto, a su vez, puede conducir a una mejor función inmunológica y una reducción de la inflamación. La inclusión de fibras en la dieta también está asociada con la regulación del apetito y la secreción de insulina. Al integrar fibras en la nutrición diaria, las personas pueden apoyar su salud digestiva, controlar su peso de manera más efectiva y contribuir a su salud y vitalidad en general.